domingo, 20 de abril de 2014

Rapiñadores extremeños

Son tantos y de tal calibre los desmanes urbanísticos que se han cometido (y se siguen cometiendo) en este nauseabundo país que resulta difícil escoger un ejemplo particular, pero lo voy a hacer. Si tuviera que elegir sólo una tropelía que resuma a la perfección cómo los especuladores campan a sus anchas en esta España canalla, con la complicidad necesaria de unos políticos serviles y rastreros, elegidos por un populacho inmoral y paleto que alienta con todos sus votos estos tejemanejes intolerables, ésta sería la urbanización Marina de Valdecañas.

Pongámonos en antecedentes: pueblo de El Gordo, provincia de Cáceres, casi lindando con Toledo. Típico paraje de dehesas y cultivos a la vera del Tajo, que es para lo que da el terruño. Construcción en 1963 de uno de los grandes pantanos típicos del franquismo: el embalse de Valdecañas. La gran extensión de agua (cuando no hay sequía) provoca que aquí se vaya asentando la colonia de cigüeñas más numerosa de España y que la UE declare el territorio como zona de especial protección. Pero incluso en los años más lluviosos el lago deja al descubierto una península muy golosa: la llamada Isla de Valdecañas.

El antes...

Y ahora empieza lo bueno. Un depredador urbanístico (José María Gea) que ya se había enriquecido llenando de ladrillo la costa de Huelva se fija en el lugar e idea una megalómana urbanización con más de 500 chalés de lujo, hoteles, el consabido campo de golf (regado con la propia agua del embalse), y el club náutico que permita a los pudientes propietarios usar esa agua de todos para darse paseítos en barco y de paso llenarlo todo de porquería, porque que yo sepa los ricos también cagan y tiran basura, y sus zurullos y las sobras de sus ágapes no huelen a Chanel n.º 5 precisamente.

Todo esto en 2007, cuando ya cualquiera con dos dedos de frente sabía que el tablero de Monopoly iba a saltar por los aires. Pero como muchos se meten en política "para forrarse" como el amigo Zaplana en lugar de para mejorar la sociedad, en vez de mandar a la mierda al mal bicho de Gea como imponía la decencia, la Junta de Extremadura (gobernada por el PSOE, para más inri) fue y, con el apoyo del PP, declaró el proyecto, atención, de interés público (en concreto, "Proyecto de Interés Regional"). Una urbanización privada para ultrarricos de interés público. Para mear y no echar gota.

Por una vez fueron los ecologistas y protestaron por algo sensato, yendo a los tribunales. Quieto ahí, que se trataba de un tribunal español de éstos que, entre que tienen que juzgar sobre estupideces que no se deberían admitir a juicio y que están totalmente politizados, se tiró sus buenos 4 añitos (cuando no hacen falta más que 5 minutos para saber que era absolutamente ilegal) para dictaminar que sí, que aquello era ilegal. Muy bien, cuando ya estaba construida más de la mitad del atentado urbanístico y muchas casas vendidas gracias a la inestimable intermediación de Gómez-Acebo, sobrino del rey. 

... y el después.

No sólo eso, que además si se derribaba lo construido eran, atención, los propios ecologistas los que tenían que poner una fianza millonaria. En lugar del puto constructor y sus puñeteros secuaces sentados en los escaños. Pero si aclaro que entre los compradores figuraban el propio Gómez-Acebo, un retoño de Aznar, distintos directivos de la banca y de las eléctricas la cosa se entiende mejor, ¿a que sí?

Con una sentencia firme se entendería que la codicia hubiera dejado paso a la mesura y que aquello se hubiese detenido. No, hombre, cómo iban a renunciar esos políticos infames a sus mordidas y a molestar a los prebostes que luego en agradecimiento les podían ofrecer alguna sinecura en el sector privado. 4 días después de la sentencia (sí, esto fueron 4 días, no 4 años) ya se habían puesto de acuerdo el PSOE y el PP para cambiar la Ley del Suelo de Extremadura, de forma que directamente se pudieran urbanizar terrenos protegidos. Así, tal cual, ¿qué coño más dará que estén protegidos? Ah, y con efecto retroactivo, que esto había empezado en 2007. Con dos cojones.

Ante lo cual, en lugar de que el Gobierno central enviara ese mismo día a las fuerzas del orden y enchironara a todos esos parlamentarios y al equipo de la constructora, que es lo que habría sucedido en un país civilizado, los únicos que siguieron sin rendirse fueron los ecologistas, quienes volvieron a recurrir ante el Tribunal Supremo. Otra vez vuelta a esperar hasta ya 2014, en donde se volvió a sentenciar la evidente ilegalidad. Y mientras tanto los imbéciles del pueblo haciéndoles la vida imposible a los querellantes y lamiéndole el culo a Mr. Marshall, que diga, a Mr. Gea. Que va a ser muy bueno para el pueblo, dicen. Cuando si se comen algo no van a ser más que las migajas que se les caigan de la boca a los señoritos. Igualito que en Los Santos Inocentes, que también está ambientado en Extremadura. 50 años después e igual de palurdos. Ése es el nivel del populacho carpetovetónico.

Como con una sentencia del Supremo ya no se puede recurrir, ahora la cosa está más jodida. Incluso así, el renovado pero igualmente infame gobierno actual extremeño (PP + ¡¡¡IU!!!) sigue buscando resquicios legales y mareando la perdiz para que no tenga que entrar la piqueta y arrasar con todo. ¿De verdad sería tan difícil hacer que simplemente no se pudiera construir mientras existiera algún tipo de proceso legal sobre una urbanización? Si tardan años en resolver y poder así otorgar el permiso de obra definitivo, pues que se aguanten entretanto. Y si la constructora se salta esta prohibición a la torera y continúa edificando, se dinamita sin más. Bueno no, sin más no, antes de dinamitar lo edificado, hay que asegurarse de que los promotores queden sepultados bajo los escombros.

Ahora la última es que la constructora ve que las cosas se van a poner chungas y que existe una posibilidad real de que tenga que indemnizar a los compradores. ¿Qué hace en esa situación? Muy sencillo, la clásica jugada de declararse en concurso de acreedores. ¿Cómo quiere usted que indemnice a mis compradores con el dinero que obtuve de ellos y de la recalificación? Si los pueden indemnizar el resto de extremeñitos o de españolitos, yo mientras puedo seguir paseándome en yate y zampando langosta, mientras afirmo con mi rostro de cemento que no puedo afrontar esos pagos.

Ojalá esta gentuza no sólo terminara con la cara de cemento armado, sino con los pies también metidos en cemento y hundiéndose poco a poco hasta el fondo del embalse. Que al menos no sólo nos hubiéramos llevado por delante este paraje, sino también a todos los hijos de la gran puta involucrados. Por soñar que no quede.

domingo, 30 de marzo de 2014

A las dos serán las tres

Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las dos...

Otro año más la misma estupidez y tocada de huevos: a adelantar una hora ahora en primavera, para luego retrasarla otra vez en otoño. Siempre vendiéndonos la moto de que así se ahorra mucha energía, somos todos superfelices y comemos superperdices, cuando no hay absolutamente ningún estudio serio que permita concluir que eso sea así. El dichoso cambio de hora se ha convertido en una religión y, como toda religión que se precie, no atiende a razones, se tienen que seguir sus preceptos obligatoriamente, y estos preceptos son por lo general un auténtico fastidio.

Desde el punto de vista energético realmente es que no hay por dónde cogerlo. Muy bien, adelantamos la hora a finales de marzo, con lo cual hasta finales de octubre tenemos una hora más de luz en el día y no hay que iluminar hasta la hora de cenar. Ya, lumbreras, pero como las horas de sol son las mismas independientemente de la hora de reloj que tú uses, resulta que por la mañana hay menos luz de la que tocaría, así que te toca iluminar lo que en condiciones normales no, y entonces lo que ahorras por la tarde te lo comes con patatas por la mañana. Lo comido por lo servido, vaya.

No sólo eso, sino que a fin de cuentas el consumo energético doméstico es considerablemente menor que el industrial. Aunque consiguieras ahorrar algo en la iluminación de las casas, en una fábrica da lo mismo la luz que haya fuera: independientemente de que sea de día o de noche, de que haga sol o de que esté nublado, la maquinaria tiene que funcionar durante las horas de operación, y como ese número de horas no cambia, la fábrica va a consumir exactamente lo mismo con o sin cambio de hora. 

Por si todavía esto no fuera suficiente, en el caso particular de España hay un argumento definitivo. La mejor prueba de que no se ahorra nada de energía es que el lobby mafioso-energético (Endesa, Iberdrola, Gas Natural y demás caterva) no dice ni mu. Si de verdad se consumiera menos durante siete meses al año, ya se preocuparían estos depredadores de presionar para que eso no fuera así y pudieran seguir teniendo sus inmorales y astronómicos beneficios (todavía más astronómicos que los que ya se reparten los muy hijos de puta).

Queda claro por tanto que por la energía no es. ¿Y entonces por qué se hace? Pues no veo que ningún sector se beneficie claramente, así que tiene pinta de que es una moda idiota más que nada. Quizás al comercio le venga bien que cuando la peña termina de trabajar (quienes trabajan, que cada vez son menos) todavía haga sol y se anime a ir de compras, pero van a ser compras en locales cubiertos en los que, al igual que las fábricas de antes, el tiempo que haga fuera es indiferente. Salvo que con la oscuridad te entre la pereza y no vayas (cosa que tampoco termino de ver), desde el punto de vista del comercio no hay ninguna diferencia.

Lo que sí tengo meridianamente claro (me ha tocado sufrirlo) es que el que haya de facto un día al año con 23 horas y otro con 25 es una jodienda para cualquier proceso automatizado. Y de las gordas. Si consiguiéramos ponernos de acuerdo para adelantar/retrasar la hora todos los países en el mismo momento, sería una soberana gilipollez, pero al menos estaríamos haciendo todos el gilipollas de manera coordinada. 

El caso es que como, además de gilipollas, somos una raza tribal hasta decir basta e incapaces de ponernos de acuerdo sobre cualquier tema mundial, cada región hace lo que le sale de los huevos y cuando le sale de los huevos. Ni siquiera dentro de cada país hay unanimidad (salvo en Europa, donde más o menos esta imbecilidad está estandarizada). Pero a las autoridades plin, que esos mismos ingenieros que nos dicen con estudios que esto del cambio de hora es una chorrada ya se las apañarán para que la maquinaria siga funcionando. Tragan lo que les endiñes, oye.

sábado, 22 de marzo de 2014

De qué va esto

Pues es muy sencillo. Éste es mi blog y escribiré en él lo que me dé la real gana. 

La gran ventaja de no escribir para ningún medio concreto es que ningún remilgado "defensor del lector" (eufemismo para "atacante del escritor") al servicio de ñoños tiquismiquis me cantará las cuarenta por ser un machista trasnochado enemigo de la igualdad de género y génera, un centralista que no acepta la pluralidad y diversidad cultural, lingüística y de pollas lisas de los 17 reinos de taifas de esta casa de Tócame Roque a la que llamamos España, o un chulo elitista que se cree superior a la masa borrega y primitiva que habita esta parte del mundo.

Y no sólo me libraré de la dictadura de la corrección política y el buen rollito, sino también de las dichosas líneas editoriales. Como no estoy a las órdenes de este gobierno corrupto, vil y meapilas, no tendré que lamerles el culo con el arte de Marhuenda a la caterva de mangantes desvergonzados que nos gobierna (no se nos olvide, patulea votada voluntariamente y con mayoría absoluta por esa población analfabeta y gilipollas a la que aludía más arriba), al igual que me permitiré el lujo de vez en cuando de fantasear con que desaparezcan de una puta vez las que posiblemente hayan sido las dos instituciones más nocivas para este país: la Iglesia y la monarquía.

Pero como tampoco comulgo con la progresía buenista-ecologista-pluralista-feminazi, podré escribir "Cataluña", "La Coruña", "Vitoria" y "Onteniente" (al igual que digo Londres en vez de London, y Ratisbona en lugar de Regensburg), defender que a los niños hay que darles un cachete como es debido cuando se pasan de la raya (cosa que no les causa ningún trauma que necesite ser tratado por psicoterapeutas y psicoterapeutos) y sostener sin despeinarme que jugar ellos a los soldados y la guerra y ellas a las muñecas y las cocinitas no es un rol impuesto por una sociedad sexista y opresora, sino lo que se ha venido haciendo toda la vida porque es lo que les gusta de manera espontánea, qué coño. Hasta se me permitirá afirmar que para cuando son un poco más mayorcitos, tampoco pasa nada por no permitirles ir a clase (que no estudiar) a los que no saben hacer la o con un canuto o a quienes les importa un comino lo que allí se explique.

Lo malo es que, para que me lea alguien, lo tendrá que hacer ex profeso, ya que no se topará con mi careto en ninguna columna impresa o tertulia televisada sin quererlo ni beberlo. Y dado que por estos lares esto de leer, pensar y argumentar como que no se lleva mucho, dudo de que consiga una legión de seguidores. El caso es que no escribo para que me idolatren; fundamentalmente es un desahogo, que de momento me refrena de mandarlo todo a tomar por saco, agarrar un Kalashnikov, bajar a la calle y coser a balazos a todo quisqui.

Así que a los que se animen, por aquí nos iremos viendo. A menos que acabe por pillar el AK-47 y la líe parda cualquier día de éstos.

viernes, 1 de noviembre de 2013

El embrollo de la doctrina Parot

La terrorista de ETA Inés del Río tras salir de prisión.

Ha sido uno de los temas estrella de discusión estos días. Como sucede siempre en este país, básicamente hay dos posturas enfrentadas e irreconciliables: quienes vociferan que los etarras se tienen que pudrir en la cárcel (sin que les importe un pito lo que digan las leyes al respecto), y quienes sostienen contra viento y marea que hay que respetar las leyes (por absurdas que éstas sean). Casi nadie es capaz de analizar el asunto racionalmente, y darse cuenta de que efectivamente hay que respetar las reglas del juego, pero que hay que asegurarse también de que esas reglas sean justas y equitativas, y modificarlas inmediatamente si no lo son.

En fin, vamos con los detalles de este asunto. De lo que trata la llamada doctrina Parot es sobre si los beneficios penitenciarios (es decir, las reducciones de penas de cárcel) se tienen que contabilizar sobre el total de años a los que fue condenada una persona, o bien sobre el máximo permitido de pena de cárcel (30 años). Esto queda más claro con un ejemplo, que además es el que ha propiciado el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos: la etarra Inés del Río fue condenada en 1990 a 2700 años de cárcel por varios atentados, y como estudió y trabajó en la cárcel se le concedieron 12 años de redención de pena. Si esos 12 años se descuentan de los 30 tendría que haber estado en la cárcel hasta 2008 (30-12 = 18 años), mientras que si esos 12 años se descuentan de los 2700, obviamente tendría que haber permanecido el máximo de 30 años, con lo cual todavía estaría en la cárcel, hasta 2020.

Como se ve, la diferencia es sustancial. El verdadero meollo del asunto es que según el Código Penal de 1973 (que era el que aplicaba en 1990) siempre se había interpretado que los beneficios se tenían que restar del máximo de permanencia en prisión. Está claro que esto era un despropósito (porque entonces la pena por matar a decenas de personas era casi la misma que la de matar sólo a una o la de cualquier delito penado con el máximo de 30 años), pero era lo que decía la ley en ese momento. El Tribunal Supremo corrigió este desafuero y estableció en 2006 que el descuento tenía que ser sobre el total de la condena (que se supone, claro está, que es proporcional a la magnitud de los crímenes cometidos).

Ahora bien, por muy razonable que fuera esta modificación, ésta se llevó a cabo en 2006 y no en 1990, que es cuando Inés del Río fue juzgada y condenada. El problema es que, debido a la presión social producida porque a la gente le resultaba escandaloso (con razón) que salieran tan pronto de la cárcel terroristas que habían matado a varias personas, esta resolución de 2006 se ha aplicado de manera retroactiva (no sólo a este caso, sino al de bastantes otros terroristas de ETA), para que así tuviera que estar la susodicha unos cuantos años más entre rejas.

Desconozco si se ha aplicado en todos los casos de etarras y si se ha aplicado a otros condenados que no pertenecieran a ETA, pero eso es lo de menos. Lo que ha establecido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es que lo que es ilegal es la retroactividad aplicada para todos los condenados antes de 2006, pero la doctrina en sí se mantiene. Es decir, que a partir de 2006 los beneficios penitenciarios se contabilizan sobre el total de la condena, pero que esto no se puede aplicar retroactivamente, puesto que antes de ese momento era otra la ley que había que aplicar.

Cualquier persona medianamente razonable tiene que admitir que esta resolución es irreprochable. Es de justicia que cuando se te juzga y condena por un delito, se te tiene que juzgar y condenar de acuerdo con la ley vigente en ese momento. Si después ésta se modifica eso no tiene que modificar tu condena, porque las reglas eran las que fueran en ese momento: un principio básico es que las reglas de un juego no se pueden modificar a mitad de la partida. Que las reglas del juego al empezar la partida fueran absurdas no cambia nada: es responsabilidad de quien las estableció, no de quienes juegan de acuerdo con ellas.

Por tanto, por mucho que nos repugne, hay que admitir que a todos estos etarras se les ha retenido en la cárcel de manera injusta.  Quienes han llevado a este despropósito son todos los juristas, políticos y demás gente de poder que se tocaron los genitales a dos manos y no modificaron el Código Penal absurdo de 1973 hasta décadas más tarde. A ésos es a quienes las víctimas tienen que pedirles cuentas, en lugar de a Estrasburgo. Pero claro, para eso hay que informarse antes y saber de qué va la vaina, sin reaccionar con las vísceras.

Parece entonces que en este caso lleva razón la segunda postura de las dos que mencionaba al principio. Pues no del todo. Dejando de lado el tema de que para mí los beneficios penitenciarios no deberían existir (si te condenan a X años deberías estar esos X años en la cárcel, ni uno más ni uno menos), hay una sutileza en todo esto que se ha obviado y que es de vital importancia.

Lo que se considera ilegal es la "retroactividad de las leyes penales desfavorables" (artículos 5.1 y 7 de la Convención Europea de Derechos Humanos). Es decir, que si la ley se endurece con posterioridad a la condena de un reo, ésta no se puede aplicar atrás en el tiempo, pero si la ley actual es más blanda que la vigente cuando se le juzgó, entonces sí se le puede aplicar la nueva y reducir su pena.

Pues no, señores buenistas de Estrasburgo, eso tampoco debería ser así. Eso lo han puesto ustedes de esa manera por esa concepción propia del mundo de la piruleta de que la cárcel tiene que estar orientada a la reinserción del preso en la sociedad, en lugar de ser un lugar de castigo. Por eso piensan sus señorías que hay que aplicarle al criminal la ley más blanda, pero no. Desde el punto de vista lógico es igual de injusto aplicar retroactivamente una ley que perjudique a un condenado que una que le favorezca. 

Cuando alguien comete un delito no sólo debe responsabilizarse por el delito cometido, sino que tiene que ser consciente de qué pena lleva aparejada en ese momento. Como ese alguien hemos dicho que no puede adivinar el futuro, lo único que puede saber es que en el momento de delinquir aplica una determinada ley, pero no si en el futuro ésta será diferente. Y ésa es la ley con la que se le tiene que juzgar. Sea dura o blanda, sea más o menos razonable, es la que rige y la que como ciudadano tiene obligación de conocer y acatar.

Antes de que se me tache de autoritario, aclararé que esta conclusión es válida siempre que las leyes vigentes no sean especialmente disparatadas ni arbitrarias. Por ejemplo, si en una dictadura te condenan a muerte por cualquier tontería y después se derroca ese régimen, parece lógico que no se apliquen esas penas de muerte a los que todavía no hayan sido ejecutados. Pero parto de la base de que estos tribunales superiores tendrían no sólo que juzgar, sino también vigilar para que los distintos países no establezcan leyes contrarias a ciertos principios básicos, y de que tendrían que actuar de manera firme cuando en cualquier territorio las cosas se salgan de madre.


miércoles, 24 de julio de 2013

Noticia comentada: "Toni Cantó arma otro revuelo en Twitter al burlarse de la pronunciación de Rajoy"

Otra vez que el señor diputado Antonio Cantó García del Moral escribe algo polémico en Twitter. En concreto el tuit ha sido: "No queríaish comparecencia? Pues osh la voy a poner el uno de agoshto, a ver como osh lo montáish con vuestrash familiash #GraciasMariano". Y otra vez una ciudadanía hipócrita que se rasga las vestiduras, se escandaliza e incluso pide su cabeza por algo que es una soberana chorrada.

Vayamos por partes. Primero, el defecto existe, y es parece intolerable que un presidente del gobierno no tenga una buena dicción. No debería poder optar a ese puesto alguien así, o al menos debería comprometerse a corregirlo inmediatamente. No es sólo que no sepa hablar ningún idioma extranjero, es que es incluso incapaz de pronunciar bien las letras del suyo. Y el rey tres cuartos de lo mismo. ¿Alguien ha visto El Discurso del Rey? En otros países consideran por decencia que en ciertos puestos no se pueden tener esos defectos, y se ponen todos los medios para corregirlo. Aquí no, a lo cutre, como siempre. Por cierto, que el propio Cantó tampoco se libra del todo: el "como" del tuit debería ser "cómo". También se les debería exigir buena expresión escrita, además de oral. Eso ya da una idea del nivel de los representantes de este paisucho: si esos son los líderes, cómo (otra vez con tilde) serán los subordinados...

Segundo, quien más quien menos ha imitado a Rajoy o a Juan Carlos recalcando precisamente esos defectos. ¿Qué pasa, que por ser diputado ya no puedes hacer nunca un chiste o una gracia? Máxime cuando no estás en un pleno, sino usando tu ordenador o tu teléfono. Puede argumentarse que es poco decoroso o, si nos ponemos muy remilgados, incluso de mal gusto para una personalidad así, pero desde luego no se puede denunciar nada más, porque el defecto existe y no es algo que él se haya inventado

Tercero, en el Congreso se han oído cosas muchísimo peores: como ejemplo bastante reciente el "que se jodan" de la hija de puta de Andreíta Fabra, la señora del hijo de puta de Juan José Güemes, y ahí sigue, tan campante. Por tanto, que salgan los políticos en tromba y gente que habrá imitado mil veces a Rajoy con sus eSHeSH a recriminarle esto a Cantó es absolutamente hipócrita.


Cuarto, esto no es un asunto nada importante. Nada de esto tiene la menor trascendencia, ni va a cambiar en nada la situación lamentable de este país. Como es costumbre, la gente le da una importancia desmedida a algo que no la tiene y que no les afecta lo más mínimo. O bien se deja llevar por los que usan este tipo de historias sensacionalistas para desviar a propósito la atención de temas incomparablemente más importantes: historias como los cotilleos de la prensa del corazón, los juicios a personajes como José Bretón, las hazañas deportivas de multimillonarios que eluden el pago de los impuestos correspondientes a los millones que ganan, etcétera, etcétera.

Y quinto, antes de que al señor Cantó se le puedan exigir disculpas y retractaciones, hay literalmente cientos de asuntos por los que sus compañeros diputados tendrían no sólo que pedir disculpas, sino haber dimitido hace mucho tiempo, y en muchos casos también estar entre rejas de noche, y cavando zanjas de sol a sol de día. Sólo por mencionar algunos:
  • Toda la cúpula del PP actual, así como la anterior, debería estar encarcelada por financiación ilegal, cohecho y cobro de sobresueldos.
  • Todo el resto del PP debería pedir disculpas (y dimitir o corregir estos desmanes) por haber votado en bloque a favor de una Ley del Suelo que supuso el germen de la burbuja inmobiliaria, por estar privatizando descaradamente la gestión de los hospitales, por haber subido y seguir subiendo impuestos (valga la redundancia) a las clases medias y bajas mientras que para las altas hay amnistías fiscales, por haber rescatado a los bancos privados con dinero público y convertido deuda privada en pública totalmente impagable, etcétera, etcétera.
  • Todo el PSOE debería pedir disculpas (y dimitir los que estuvieran en los gobiernos de Zapatero) por haber seguido alimentando la burbuja inmobiliaria, por haber continuado bailándoles el agua a las eléctricas con el asunto del déficit tarifario y la gestión de la energía a cambio de sinecuras en ellas, por no haber cambiado el régimen fiscal escandaloso e injusto de este país, por no haber modificado la Ley Electoral, por haber construido AVEs y otras infraestructuras inútiles, etcétera, etcétera.
  • Toda IU debería pedir disculpas por haber formado parte (junto con casi todo el resto de partidos, así como los sindicatos) del consejo de administración de Bankia.
  • Toda CIU debería pedir disculpas (y en el caso de Cara-Durán estar en la cárcel) por la financiación ilegal más que probada en el caso Pallerols, y por haber adoctrinado y seguir adoctrinando de una manera descarada a los habitantes de Cataluña en un nacionalismo excluyente.

Así que no os preocupéis por lo que diga o deje de decir Cantó, no hagáis caso a los que utilizan estas historias para desviar la atención, y sobre todo exigid las condenas, dimisiones y disculpas de quien realmente las merece. Que parecéis críos de 5 años, hoSHtiaSH.

lunes, 22 de julio de 2013

Wert, las becas y la universidad

Va ya para varios días que se debate sobre la exigencia que ha planteado el Ministro de Educación José Ignacio Wert de que los alumnos universitarios becados tengan que obtener una calificación de al menos un 6,5 para que puedan seguir disfrutando de dichas becas. Al final parece que este 6,5 se va a quedar en un 5,5, pero mientras esa nota sea mayor que el 5 la polémica está servida.

¿Por qué? Pues porque la izquierda en bloque ha venido a decir lo siguiente (con mucho rasgamiento de vestiduras, como es habitual en ellos en temas de enseñanza): "no es justo que a los alumnos becados, que son los que tienen menos recursos, se les exija algo que no se les exige a los alumnos ricos, a los que les vale con un 5". Bien, este argumento tiene parte de verdad, pero también es en parte tramposo (me explico más abajo). Pero también adelanto que esto no significa tampoco que yo esté de acuerdo con Wert, porque como de costumbre ni los de un lado ni los de otro tienen razón, sino que la virtud está en un punto medio, y en conocer un poquito la realidad universitaria.

Expliquémonos. Lo primero es que el argumento expuesto arriba sería irreprochable si los beneficiarios de las becas fueran siempre los alumnos más pobres. Pero esto sencillamente no es cierto. Hay muchos tipos de becas: algunas sí que van más bien destinadas a gente de poca renta, pero otras no. Por ejemplo, hay becas para discapacitados y para miembros de familia numerosa. Y eso no tiene nada que ver con la renta: se puede ser tan tullido en una familia con dinero como en una familia pobre, al igual que una familia numerosa puede ser pobre o rica (¿qué hay de las familias del Opus con tropecientos hijos?). Y aparte de eso, hay becas que premian precisamente el rendimiento académico excepcional, como las llamadas "becas de excelencia". A nivel de posgrado (y esto lo conozco bien porque fui beneficiario de una de ellas), la mayoría de las becas se conceden condicionadas a los resultados que obtengas: cada año tienes que escribir un informe explicando cómo la has aprovechado, y sólo te la renuevan si tu rendimiento ha sido suficiente.

Ésta es la realidad y, por definición, estas becas que premian el rendimiento académico tienen que exigir una calificación o rendimiento mínimos, porque de lo contrario pierden su razón de ser (por cierto, que el rendimiento académico tampoco tiene nada que ver con la renta propia o familiar). Es más, supongamos que una beca de las destinadas a pobres o segmentos de población teóricamente desfavorecidos tiene la misma cuantía que una de excelencia. El beneficiario de la de excelencia podría utilizar el argumento de antes: "¿por qué a mí se me exige sacar una nota mínima y a éste no, simplemente porque él tiene más hermanos que yo?" Y tendría toda la razón del mundo.

El problema es que estamos juntando churras con merinas, y que estamos partiendo de un sistema perverso y desvirtuado, en el que todo dios accede a la universidad. Como es normal, si los cimientos están mal construidos, todo lo que se construya por encima lo estará también.

Por tanto, habría que cambiar de raíz la universidad, para que sea lo que su propio nombre indica que es: una institución de enseñanza superior. Recalco lo de "superior" porque esto, por definición también, implica que no debe ser para todo el mundo, sino para un segmento de población bastante pequeño. Como ya dije en su día sobre los exámenes de Selectividad, tienen el nombre mal puesto, sino que son de Permisividad, porque los aprueba más del 90% todos los años, lo cual es un sinsentido.

Entonces es cuando los progres vuelven a rasgarse las vestiduras y a tacharme de clasista. Pues no, no es clasismo, es meritocracia. La universidad no es un derecho: la educación básica obligatoria sí, y ese derecho se termina cuando se termina la ESO. Dado que no es ni un derecho ni una obligación, a la universidad se supone que va exclusivamente la gente que quiere ir, no cualquier hijo de vecino. Y si el número de personas que quieren ir es superior al de plazas ofertadas, pues habrá que hacer una criba, tanto más estricta cuanto mayor sea la diferencia entre oferta y demanda.

Ahora bien, esta criba tiene que ser exactamente la misma para todos. Clasismo e injusticia sería si hubiera algún favoritismo por motivos de renta (y aquí está el tema de las universidades privadas frente a las públicas), de procedencia (y aquí el de que la Selectividad es distinta según la comunidad autónoma, cosa por cierto de la que nadie se queja aunque atente contra la igualdad), de creencias, de sexo o de cualquier otro criterio arbitrario.

Un examen idéntico para toda la población española, realizado a la misma hora en todas las regiones, al que se pueda presentar cualquier persona, y que sirva de acceso tanto a las universidades públicas como privadas. Ésa tendría que ser la criba, y en eso consiste la igualdad de oportunidades, cosa que la inmensa mayoría de gente que se identifica como de izquierdas no entiende: igualdad de oportunidades quiere decir que dadas dos personas cualesquiera, éstas reciban exactamente el mismo trato, sin distingos. Igualdad de oportunidades no quiere decir que se tenga que admitir a todo el mundo, sino que la prueba de acceso sea la misma para todo el mundo, y que todo el mundo se pueda presentar a ella si así lo desea.

Pero claro, para poner esta criba sensata, primero hay que reducir la oferta. Tenemos más universidades de las que hace falta, y sobre todo muchísimas más carreras de las que son necesarias. Ay amigo, pero entonces nos topamos con todos los intereses creados: casi cada provincia tiene que tener su universidad por las mafias del Estado de las Autonomías, para poder enchufar a los amiguetes, para poder tener a los jóvenes estabulados durante unos cuantos años y que así no engrosen el paro, para que parezca que éste es un país serio en el que hace falta gente con grandes conocimientos en lugar de camareros, albañiles y socorristas, para poder decir luego que ésta es "la generación mejor preparada de la historia". Ah, y que casi cualquier cosa es ahora una carrera (cocina, homeopatía, formación del profesorado...) porque de nuevo se entiende mal lo que significa la igualdad.

Si se redujera drásticamente el número de carreras ofertadas (volver a los orígenes, a que en una universidad se enseñen únicamente Ciencias Sociales, Ciencias Naturales e Ingenierías), si los oficios (maestro, enfermero, guía turístico, pintor, músico, ...) volvieran a escuelas creadas al efecto fuera de los campus, si cada región se especializara en carreras que se estudian de forma más natural en su territorio (por ejemplo Navales en Cartagena, Montes en Soria, Historia en Mérida) y así se favoreciera la movilidad interna, yo francamente opino que todo funcionaría mucho mejor.

No es menosprecio por todos esos oficios. Son necesarios para que el país funcione, y el hecho de dedicarse a ellos debería permitirte una vida digna. Si así fuera, no se vería como un drama para segundones que no pueden acceder a la sacrosanta universidad. Visión ésta por cierto sesgada y tradicional en España, pero que no se corresponde con la realidad: es cierto que todavía los universitarios tienen menos paro que los no universitarios, pero tener una carrera cada vez es menos garantía de calidad de vida (lógicamente, porque si todo el mundo tiene una...), y además sin tener una carrera puede vivirse muy bien, mejor que muchos universitarios (de asesor político, por ejemplo, como bien sabemos por Carromero).

El caso es que hay una realidad innegable: para hacer una casa hace falta un arquitecto, pero con un único albañil no vale, sino que necesitas una cuadrilla. Por tanto, por cada arquitecto tiene que haber unos 10 albañiles, así que la jerarquización es inevitable. Lo mismo se puede decir de las enfermeras y los cirujanos, y cientos de ejemplos más. Sí, es un sistema piramidal, pero es el único posible. Y lógicamente quien se dedique a cosas en la cúspide de la pirámide lo normal es que viva más desahogadamente que otros de niveles inferiores, pero si las oportunidades de acceder a la cúspide de la pirámide son las mismas, eso no es injusto. Injusto es si esas oportunidades no son las mismas para todos, que es lo que no me canso de repetir, a ver si entra en la mollera.

Tras esta digresión, es hora de volver al tema de las becas, que es por lo que habíamos empezado.

Con un sistema universitario reducido para seleccionar a los mejores, las becas que exigen un determinado rendimiento académico serían básicamente innecesarias: los estudiantes ya serían excelentes desde el principio, y además las matrículas serían mucho más baratas, puesto que las universidades serían menos y más pequeñas, con lo cual su coste se reduciría drásticamente. Podrían seguir existiendo algunas ayudas destinadas a la compra de material o por tener que cambiar de residencia, pero poco más.

Así se evitaría toda esta polémica, y de paso se atajaría uno de los principales problemas de este país, el educativo. Otro asunto más en el que se ve de manera flagrante cómo la derecha y la izquierda se equivocan ambas, desde sus empecinados ideales: la derecha trata de fomentar la desigualdad favoreciendo descaradamente a la gente acomodada e importándole un pimiento que la educación sea pública, equitativa y barata, mientras que la izquierda trata de igualar a todos en la mediocridad, promoviendo una universidad desmesurada que derrocha dinero público a espuertas, e importándole un pimiento que la educación sea exigente y de calidad. Y así nos va.

sábado, 15 de junio de 2013

Mi propuesta para mejorar el reparto de escaños

Entre los innumerables cambios que necesita este país, sin duda uno de los más importantes consiste en cambiar la Ley Electoral para que se consiga una representación lo más proporcional posible. Mientras el sistema de reparto diste de ser proporcional, se está vulnerando el principio básico de la democracia, que es el de que el voto de todo individuo tiene que valer lo mismo.

Por supuesto que no soy el primero ni seré el último en sugerir cambios para conseguir este objetivo. Como se resume en esta noticia, se ha hablado por ejemplo de pasar de 350 a 400 diputados, de cambiar la circunscripción de las provincias a las autonomías, de sustituir la fórmula D'Hondt por otras (Hare, Sainte-Laguë...), de que las listas sean abiertas o "cremallera" en lugar de cerradas... Incluso se encargó hace unos años al Consejo de Estado que elaborara un estudio al respecto (puede consultarse aquí), aunque el sistema que llegó a proponer dista bastante de ser justo, como se discute en este otro enlace.

Sin embargo, creo que todas estas propuestas parten de un supuesto que hace imposible una asignación completamente equitativa. Este supuesto es el de que a la hora de decidir si se aprueba una ley, el voto de cualquier diputado tiene que valer lo mismo que el de cualquier otro. El de los que les votamos sí tiene que valer lo mismo, pero el de ellos una vez que están elegidos ya no. Más abajo explicaré la causa.

A ninguno se nos escapa que si queremos aproximarnos a un reparto justo, la circunscripción no tiene que ser ni provincial ni autonómica, sino nacional. Es decir, que no haya diputados por Cádiz o Valladolid, sino que lo sean por España y todos igual. Aparte de que con la actual circunscripción provincial se producen injusticias como que conseguir un escaño en Madrid requiere de muchísimos más votos que uno en Soria, con el Estado de las Autonomías que tenemos ahora es totalmente anacrónico que los diputados "representen" a sus respectivas provincias. Esto tuvo sentido en su momento, cuando no había gobiernos autonómicos y sí que se debatían asuntos locales en el Congreso, pero ahora ya no. ¿Alguien ha visto alguna vez a algún diputado -no nacionalista ni regionalista, sino de partidos nacionales- ponerse a defender los intereses de las provincias a las que supuestamente representan? ¿A que no? Pues eso.

Obviamente, estos desequilibrios provinciales podrían minimizarse haciendo que el número de diputados se correspondiera con la población de cada provincia. Pero claro, eso supondría que si Soria tiene que tener 1 diputado (población de Soria en 2009 = 95223 habitantes), en Madrid tendría que haber unos 68 (población en Madrid en 2011 = 6489680 habitantes, 6489680/95223 = 68.15). Compárese eso con que ahora mismo a Soria le corresponden 2 y a Madrid 36. En resumen, tendríamos que tener muchos más diputados de los que tenemos, y ahora mismo la gente no está precisamente por la labor de pagar a más políticos que viven muy bien...

Pero incluso con una circunscripción única en la que se contaran los votos de todo el país y se dividieran de forma proporcional entre los 350 diputados, habría que aplicar redondeos (puesto que es complicado que el número de votos emitido sea divisible de manera exacta entre 350). Y aquí es donde entran los famosos métodos D'Hondt, Sainte-Laguë, etcétera, que intentan que a un redondeo a favor de un determinado partido le sigan redondeos a favor del resto de partidos. Ninguno de estos métodos es perfecto, aunque si sustituyéramos el D'Hondt por el llamado cociente Droop, el resultado sería más justo (puede consultarse el reparto que habría correspondido a las elecciones de 2008 aquí, donde se ve que el PSOE y el PP con el D'Hondt siguen estando sobrerrepresentados a costa de los pequeños, mientras que el Droop es más equitativo, aunque tampoco perfecto). De todas formas, esto tampoco resuelve otros problemas, como qué se hace con los votos nulos, los votos en blanco y las abstenciones, o cuál tiene que ser el porcentaje mínimo de votos sobre el total para que un partido obtenga representación.

Y aquí vuelvo al quid de la cuestión. ¿Qué pasa si eliminamos el supuesto de que el voto de los distintos diputados tiene que valer lo mismo? Pues que se simplifican las cosas, ya que entonces podemos compensar las imperfecciones de la fórmula que utilicemos. Es sencillo: una vez que se ha hecho el reparto entre los distintos partidos, dividimos el número de votos de cada partido entre el número de escaños que le han correspondido en el reparto, con lo que obtenemos el número de votos que le han sido necesarios a ese partido para obtener cada uno de sus escaños. Hacemos lo mismo para todos los partidos, y vemos a cuál le ha costado más votos obtener un escaño. Los votos de los diputados de ese partido evidentemente tienen que valer más que los del resto. ¿Cuánto más? Pues en proporción a la diferencia de votos necesarios para ese partido y los demás.

Supongamos que seguimos con el discutido método D'Hondt, pero con circunscripción nacional. Con los resultados de las elecciones de 2008 del último enlace, obtendríamos lo siguiente (redondeando a 3 decimales):


  • PSOE: 11026153 votos (42.59%), 157 escaños, número de votos necesario por escaño 11026153/157 = 70230.274
  • PP: 9763144 votos (37.71%), 139 escaños, número de votos necesario por escaño 9763144/139 = 70238.446.
  • IU: 1284081 votos (4.96%), 18 escaños, número de votos necesario por escaño 1284081/18 = 71337.833
  • CIU: 835471 votos (3.23%), 11 escaños, número de votos necesario por escaño 835471/11 = 75951.909
  • ERC: 652196 votos (2.52%), 9 escaños, número de votos necesario por escaño 652196/9 = 72466.222
  • EAJ-PNV: 420980 votos (1.63%), 6 escaños, número de votos necesario por escaño 420980/6 = 70163.333
  • CC: 235221 votos (0.91%), 3 escaños, número de votos necesario por escaño 235221/3 = 78407.000
  • BNG: 208688 votos (0.81%), 2 escaños, número de votos necesario por escaño 208688/2 = 104344.000
  • PA: 181868 votos (0.70%), 2 escaños, número de votos necesario por escaño 181868/2 = 90934.000
  • CHA: 94252 votos (0.36%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 94252/1 = 94252.000
  • EA: 80905 votos (0.31%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 80905/1 = 80905.000
  • NA-BAI: 61045 votos (0.24%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 61045/1 = 61045.000


Es decir, que al BNG es al partido al que conseguir un escaño le supone más votos, y por tanto los votos de sus diputados tendrían que pesar más que los del resto. Suponiendo que le damos peso 1 a sus votos, tendríamos entonces (con 6 decimales):


  • PSOE: 70230.274/104344.000 = 0.673065
  • PP: 70238.446/104344.000 = 0.673143
  • IU: 71337.883/104344.000 = 0.683680
  • CIU: 75951.909/104344.000 = 0.727899
  • ERC: 72466.222/104344.000 = 0.694493
  • EAJ-PNV: 70163.333/104344.000 = 0.672423
  • CC: 78407.000/104344.000 = 0.751428
  • BNG: 104344.000/104344.000 = 1.000000
  • PA: 90934.000/104344.000 = 0.871483
  • CHA: 94252.000/104344.000 = 0.903281
  • EA: 80905.000/104344.000 = 0.775368
  • NA-BAI: 61045.000/104344.000 = 0.585036


El último paso es hacer la suma de todos estos pesos ponderada por el número de escaños obtenidos por cada partido, y dividir los pesos por dicha suma, para que la suma total sea 1 y que esté así normalizado el resultado.

La suma en cuestión es:

0.673065*157 + 0.673143*139 + 0.683680*18 + 0.727899*11 + 0.694493*9 + 0.672423*6 + 0.751428*3 + 1.000000*2 + 0.871483*2 + 0.903281*1 + 0.775368*1 + 0.585036*1 = 238.097121

Y por tanto los pesos normalizados son:


  • PSOE: 0.673065/238.097121= 0.002827
  • PP: 0.673143/238.097121=  0.002827
  • IU: 0.683680/238.097121= 0.002871
  • CIU: 0.727899/238.097121= 0.003057
  • ERC: 0.694493/238.097121= 0.002917
  • EAJ-PNV: 0.672423/238.097121= 0.002824
  • CC: 0.751428/238.097121= 0.003156
  • BNG: 1.000000/238.097121= 0.004200
  • PA: 0.871483/238.097121= 0.003660
  • CHA: 0.903281/238.097121= 0.003794
  • EA: 0.775368/238.097121= 0.003257
  • NA-BAI: 0.585036/238.097121= 0.002457


Compárense estos pesos con los correspondientes a un hipotético reparto perfecto de escaños, donde el peso del voto de cada diputado sería el mismo (exactamente de 1/350 = 0.002857). Son bastante distintos, porque hay que compensar las imperfecciones de la fórmula D'Hondt. 

Pero el caso es que hemos conseguido eliminar el sesgo de este método de una manera muy simple, puesto que el peso del voto de cada diputado es directamente proporcional al número de votos necesarios para que ese diputado haya sido elegido. No sólo eso, sino que podemos aplicar este procedimiento a cualquier fórmula de reparto de escaños (D'Hondt o cualquier otra), haciendo que cuál utilicemos sea bastante indiferente. Cuanta más imperfecta sea dicha fórmula, más distintos serán los pesos finales, pero en cualquier caso compensarán las imperfecciones en las que se haya incurrido.

Sin embargo, con esto no hemos terminado. Dejo para otro día la consideración de qué hacer con el tema de los cupos mínimos, los votos en blanco, los nulos y la gente que no vota, porque para eso antes hay que explicar cómo habría que cambiar el sistema de votos en el Congreso. Evidentemente, como con esta idea los votos de los diputados no valdrían lo mismo, a la hora de ver si se aprueba una ley no bastaría con contar simplemente los votos a favor, los votos en contra y las abstenciones. Pero quien sea espabilado seguro que ve por dónde van los tiros...