sábado, 15 de junio de 2013

Mi propuesta para mejorar el reparto de escaños

Entre los innumerables cambios que necesita este país, sin duda uno de los más importantes consiste en cambiar la Ley Electoral para que se consiga una representación lo más proporcional posible. Mientras el sistema de reparto diste de ser proporcional, se está vulnerando el principio básico de la democracia, que es el de que el voto de todo individuo tiene que valer lo mismo.

Por supuesto que no soy el primero ni seré el último en sugerir cambios para conseguir este objetivo. Como se resume en esta noticia, se ha hablado por ejemplo de pasar de 350 a 400 diputados, de cambiar la circunscripción de las provincias a las autonomías, de sustituir la fórmula D'Hondt por otras (Hare, Sainte-Laguë...), de que las listas sean abiertas o "cremallera" en lugar de cerradas... Incluso se encargó hace unos años al Consejo de Estado que elaborara un estudio al respecto (puede consultarse aquí), aunque el sistema que llegó a proponer dista bastante de ser justo, como se discute en este otro enlace.

Sin embargo, creo que todas estas propuestas parten de un supuesto que hace imposible una asignación completamente equitativa. Este supuesto es el de que a la hora de decidir si se aprueba una ley, el voto de cualquier diputado tiene que valer lo mismo que el de cualquier otro. El de los que les votamos sí tiene que valer lo mismo, pero el de ellos una vez que están elegidos ya no. Más abajo explicaré la causa.

A ninguno se nos escapa que si queremos aproximarnos a un reparto justo, la circunscripción no tiene que ser ni provincial ni autonómica, sino nacional. Es decir, que no haya diputados por Cádiz o Valladolid, sino que lo sean por España y todos igual. Aparte de que con la actual circunscripción provincial se producen injusticias como que conseguir un escaño en Madrid requiere de muchísimos más votos que uno en Soria, con el Estado de las Autonomías que tenemos ahora es totalmente anacrónico que los diputados "representen" a sus respectivas provincias. Esto tuvo sentido en su momento, cuando no había gobiernos autonómicos y sí que se debatían asuntos locales en el Congreso, pero ahora ya no. ¿Alguien ha visto alguna vez a algún diputado -no nacionalista ni regionalista, sino de partidos nacionales- ponerse a defender los intereses de las provincias a las que supuestamente representan? ¿A que no? Pues eso.

Obviamente, estos desequilibrios provinciales podrían minimizarse haciendo que el número de diputados se correspondiera con la población de cada provincia. Pero claro, eso supondría que si Soria tiene que tener 1 diputado (población de Soria en 2009 = 95223 habitantes), en Madrid tendría que haber unos 68 (población en Madrid en 2011 = 6489680 habitantes, 6489680/95223 = 68.15). Compárese eso con que ahora mismo a Soria le corresponden 2 y a Madrid 36. En resumen, tendríamos que tener muchos más diputados de los que tenemos, y ahora mismo la gente no está precisamente por la labor de pagar a más políticos que viven muy bien...

Pero incluso con una circunscripción única en la que se contaran los votos de todo el país y se dividieran de forma proporcional entre los 350 diputados, habría que aplicar redondeos (puesto que es complicado que el número de votos emitido sea divisible de manera exacta entre 350). Y aquí es donde entran los famosos métodos D'Hondt, Sainte-Laguë, etcétera, que intentan que a un redondeo a favor de un determinado partido le sigan redondeos a favor del resto de partidos. Ninguno de estos métodos es perfecto, aunque si sustituyéramos el D'Hondt por el llamado cociente Droop, el resultado sería más justo (puede consultarse el reparto que habría correspondido a las elecciones de 2008 aquí, donde se ve que el PSOE y el PP con el D'Hondt siguen estando sobrerrepresentados a costa de los pequeños, mientras que el Droop es más equitativo, aunque tampoco perfecto). De todas formas, esto tampoco resuelve otros problemas, como qué se hace con los votos nulos, los votos en blanco y las abstenciones, o cuál tiene que ser el porcentaje mínimo de votos sobre el total para que un partido obtenga representación.

Y aquí vuelvo al quid de la cuestión. ¿Qué pasa si eliminamos el supuesto de que el voto de los distintos diputados tiene que valer lo mismo? Pues que se simplifican las cosas, ya que entonces podemos compensar las imperfecciones de la fórmula que utilicemos. Es sencillo: una vez que se ha hecho el reparto entre los distintos partidos, dividimos el número de votos de cada partido entre el número de escaños que le han correspondido en el reparto, con lo que obtenemos el número de votos que le han sido necesarios a ese partido para obtener cada uno de sus escaños. Hacemos lo mismo para todos los partidos, y vemos a cuál le ha costado más votos obtener un escaño. Los votos de los diputados de ese partido evidentemente tienen que valer más que los del resto. ¿Cuánto más? Pues en proporción a la diferencia de votos necesarios para ese partido y los demás.

Supongamos que seguimos con el discutido método D'Hondt, pero con circunscripción nacional. Con los resultados de las elecciones de 2008 del último enlace, obtendríamos lo siguiente (redondeando a 3 decimales):


  • PSOE: 11026153 votos (42.59%), 157 escaños, número de votos necesario por escaño 11026153/157 = 70230.274
  • PP: 9763144 votos (37.71%), 139 escaños, número de votos necesario por escaño 9763144/139 = 70238.446.
  • IU: 1284081 votos (4.96%), 18 escaños, número de votos necesario por escaño 1284081/18 = 71337.833
  • CIU: 835471 votos (3.23%), 11 escaños, número de votos necesario por escaño 835471/11 = 75951.909
  • ERC: 652196 votos (2.52%), 9 escaños, número de votos necesario por escaño 652196/9 = 72466.222
  • EAJ-PNV: 420980 votos (1.63%), 6 escaños, número de votos necesario por escaño 420980/6 = 70163.333
  • CC: 235221 votos (0.91%), 3 escaños, número de votos necesario por escaño 235221/3 = 78407.000
  • BNG: 208688 votos (0.81%), 2 escaños, número de votos necesario por escaño 208688/2 = 104344.000
  • PA: 181868 votos (0.70%), 2 escaños, número de votos necesario por escaño 181868/2 = 90934.000
  • CHA: 94252 votos (0.36%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 94252/1 = 94252.000
  • EA: 80905 votos (0.31%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 80905/1 = 80905.000
  • NA-BAI: 61045 votos (0.24%), 1 escaño, número de votos necesario por escaño 61045/1 = 61045.000


Es decir, que al BNG es al partido al que conseguir un escaño le supone más votos, y por tanto los votos de sus diputados tendrían que pesar más que los del resto. Suponiendo que le damos peso 1 a sus votos, tendríamos entonces (con 6 decimales):


  • PSOE: 70230.274/104344.000 = 0.673065
  • PP: 70238.446/104344.000 = 0.673143
  • IU: 71337.883/104344.000 = 0.683680
  • CIU: 75951.909/104344.000 = 0.727899
  • ERC: 72466.222/104344.000 = 0.694493
  • EAJ-PNV: 70163.333/104344.000 = 0.672423
  • CC: 78407.000/104344.000 = 0.751428
  • BNG: 104344.000/104344.000 = 1.000000
  • PA: 90934.000/104344.000 = 0.871483
  • CHA: 94252.000/104344.000 = 0.903281
  • EA: 80905.000/104344.000 = 0.775368
  • NA-BAI: 61045.000/104344.000 = 0.585036


El último paso es hacer la suma de todos estos pesos ponderada por el número de escaños obtenidos por cada partido, y dividir los pesos por dicha suma, para que la suma total sea 1 y que esté así normalizado el resultado.

La suma en cuestión es:

0.673065*157 + 0.673143*139 + 0.683680*18 + 0.727899*11 + 0.694493*9 + 0.672423*6 + 0.751428*3 + 1.000000*2 + 0.871483*2 + 0.903281*1 + 0.775368*1 + 0.585036*1 = 238.097121

Y por tanto los pesos normalizados son:


  • PSOE: 0.673065/238.097121= 0.002827
  • PP: 0.673143/238.097121=  0.002827
  • IU: 0.683680/238.097121= 0.002871
  • CIU: 0.727899/238.097121= 0.003057
  • ERC: 0.694493/238.097121= 0.002917
  • EAJ-PNV: 0.672423/238.097121= 0.002824
  • CC: 0.751428/238.097121= 0.003156
  • BNG: 1.000000/238.097121= 0.004200
  • PA: 0.871483/238.097121= 0.003660
  • CHA: 0.903281/238.097121= 0.003794
  • EA: 0.775368/238.097121= 0.003257
  • NA-BAI: 0.585036/238.097121= 0.002457


Compárense estos pesos con los correspondientes a un hipotético reparto perfecto de escaños, donde el peso del voto de cada diputado sería el mismo (exactamente de 1/350 = 0.002857). Son bastante distintos, porque hay que compensar las imperfecciones de la fórmula D'Hondt. 

Pero el caso es que hemos conseguido eliminar el sesgo de este método de una manera muy simple, puesto que el peso del voto de cada diputado es directamente proporcional al número de votos necesarios para que ese diputado haya sido elegido. No sólo eso, sino que podemos aplicar este procedimiento a cualquier fórmula de reparto de escaños (D'Hondt o cualquier otra), haciendo que cuál utilicemos sea bastante indiferente. Cuanta más imperfecta sea dicha fórmula, más distintos serán los pesos finales, pero en cualquier caso compensarán las imperfecciones en las que se haya incurrido.

Sin embargo, con esto no hemos terminado. Dejo para otro día la consideración de qué hacer con el tema de los cupos mínimos, los votos en blanco, los nulos y la gente que no vota, porque para eso antes hay que explicar cómo habría que cambiar el sistema de votos en el Congreso. Evidentemente, como con esta idea los votos de los diputados no valdrían lo mismo, a la hora de ver si se aprueba una ley no bastaría con contar simplemente los votos a favor, los votos en contra y las abstenciones. Pero quien sea espabilado seguro que ve por dónde van los tiros...

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