miércoles, 21 de diciembre de 2011

Indeseables que me encuentro saliendo de fiesta

El mundo de la noche da para innumerables aportaciones a este blog. Hoy quisiera enumerar algunos de los odiosos tipos de personas que hacen que algo que en principio debería ser pura diversión acabe siendo una tortura o un motivo de exasperación casi continuo. Sobre algunos de ellos quizás me explaye algún día un poco más, porque ciertamente merecen un escarmiento, cuando no un auto de fe.

Voy a tomar como ejemplo una típica salida nocturna, y los iré presentando en orden cronológico. Así será más entretenido:


  • Los DJs del suburbano: cojo el metro a cierta hora, y casi seguro que me toca en el vagón alguno de éstos que se piensa que un móvil es una radio. Si todavía pusiera música decente podría tener un pase, pero no, tiene que atronar con un reggaetón, un rap, un hip-hop. un flamenquito o algo de algún otro estilo marginal. Claro que, viéndole las pintas, ¿qué se podía esperar de semejante semoviente?
  • Los botelloneros: como si no fuera suficiente con los alborotadores de antes, también están éstos, que no se conforman con armar bulla en el metro, sino también en parques, en casas y en general en dondequiera que estén. Y todo por el simple hecho de que no pueden concebir el salir por ahí sin beber una cantidad de alcohol a todas luces excesiva. Como es muy caro tomarse la dosis a base de copas, pues hale, a la opción más económica, a ensuciar lo que es de todos y dictadura del insomnio para los sufridos vecinos.
  • Los relaciones lapa: chicos, ¿adónde vais? ¿Queréis pasar, que os invito a un chupito? ¿Os enseño la sala, que está muy guapa? ¡Venid, que está lleno de chicas! A ver, hostia, que te pires, que me dejes en paz, que yo voy donde me salga de los cojones, y no a tu puto bar de mierda que o está petado de chusma o no hay ni cristo, y mucho menos las chicas que decías. Ah, y te puedes meter tus chupitos de zumos Juver y tus garrafones por donde te quepan. Los sitios decentes no necesitan tener a relaciones que me atosiguen a cada paso que doy, es así de simple.
  • Los "me acodo en la barra y que te jodan": ya he entrado en el sitio que quería y voy sobrio porque no he hecho botellón. Me quiero tomar algo, y como de costumbre la barra está repleta porque los botelloneros no se conforman con la dosis que se han tomado fuera (ya la han evacuado en gran parte por portales y alcorques), y quieren más. Bueno, pues a armarse de paciencia. En esto que los de delante de ti ya parece que van a pedir, lo hacen, pagan y después no se mueven. Hijos de la gran puta, la barra está llena de gente, con lo cual pedid lo vuestro y haced el favor de largaros, para que los de detrás podamos hacer lo mismo. Pues no señor, ellos ya han pedido y los que vengan detrás que arreen.
  • Los rebufadores: empiezo a intentar ligar, que para eso he venido, y cuando ya consigo que alguna me haga caso, oh, ingenuo de mí, me permito un momento de distracción, ya sea para volver a la barra (en cuyo caso no será sólo un momento, por lo anterior), para ir al baño o para atender al comentario de alguien. Cuando intento seguir a lo que estaba, resulta que uno (o varios) han usurpado mi posición en la carrera, bien atentos como estaban a que me pasara de largo en una curva o sufriera un bandazo. ¿Puede haber actitud más miserable?
  • Los torpederos: pues sí, sí que la puede haber. Suponiendo que los que me han cogido el rebufo no sean conocidos míos (cosa que se da, creedme), en cualquier caso casi seguro que en mi grupo va a haber algún tipo de torpedo disparado hacia mi casco. Hay distintos tipos de torpedos (comentarios, acciones, gestos), pero el ingrediente común es que me desacreditan ante mi objetivo de ligue de tal manera que al final hunden mi nave irremisiblemente. Aparte de gorilas en las puertas de los bares, debería haber también dentro, para dar palizas a esta gentuza y a los dos tipos anteriores.
  • El zurriburri del búho: con este término englobo a la morralla que me encuentro volviendo en el autobús. Salvo por los relaciones lapa, todos los especímenes mencionados aquí van a coincidir conmigo en esta lata de sardinas. Y los que no sé de qué especie son al final son básicamente de dos tipos: borrachos bullangueros o borrachos durmiendo la mona. Casi imposible tener un viaje mínimamente plácido.


Termina la noche con el paseíto a casa desde la parada, pensando en el maltusianismo y en la hecatombe de casi toda la humanidad. 

sábado, 10 de diciembre de 2011

La inexplicable fascinación por tatuajes y piercings

Una de las transformaciones sociales más rápidas en los últimos años ha sido la generalización de tatuajes y piercings. De ser algo marginal han pasado a considerarse como símbolos de "modernidad" y "rebeldía". Cada vez son menos frecuentes las personas de menos de 30 años (y ya pronto tendré que decir de menos de 40) que no tengan alguno de estos añadidos en el cuerpo. ¿Cuáles pueden ser las causas de este auge?

En primer lugar, toda moda exitosa tiene un componente de pura imitación, de borreguismo. Algo se empieza a hacer popular, y el conocido efecto manada hace que se propague cada vez más y más rápido. Son pocos los individuos con la personalidad suficiente como para resistir y decir "por aquí no paso" o "menuda estupidez". Y realmente ésta sería la postura más adecuada, ya que no parecen aportar nada positivo. A ver si consigo explicarme.

Empecemos con los tatuajes. Hasta hace poco tiempo, servían de distintivo exclusivo de hombres de conocido malvivir, y siempre relacionados de algún modo con el mundo de la noche, el alcohol y las drogas, cuando no del crimen. En concreto, me vienen a la mente los siguientes: marineros, presidiarios, gánsteres, motoristas y roqueros. Es decir, algo eminentemente masculino, por su mensaje inherente de "mírame, soy un tipo duro perteneciente a este grupo, así que mejor que no te metas conmigo si no eres de mi panda".

Curiosamente, de ahí hemos pasado a una proliferación no sólo entre otros hombres, sino también entre las mujeres (y es más, yo diría que últimamente se tatúan más ellas que ellos). Aun con todo, todavía no me he encontrado a nadie que esté tatuado y que no tenga una vena canalla o crápula. Puede estar más o menos encubierta, pero siempre está presente. Por lo tanto, el mensaje de "soy muy duro, aléjate" se ha suavizado, pero de todas formas los tatuajes siguen transmitiendo algo así como "me va la mala vida, ¿qué pasa?".

Los piercings son más bien al contrario, procedentes del mundo de las mujeres, como generalización de los pendientes y otro tipo de aros, pulseras, anillos, brazaletes, dijes y demás abalorios. Los pendientes que se les ponen a las niñas tienen una finalidad evidente, que es la de distinguir a las niñas pequeñas de los niños. El resto de colgantitos y joyas no creo que sirvan más que de adorno y para llamar la atención. Obviamente en la naturaleza son cualquier cosa menos prácticos, y o bien suenan al andar, o bien brillan con la luz, pero el caso es que sean llamativos.

Ahora bien, hay algunas partes del cuerpo en que sólo a tribus muy primitivas o a gente muy bruta se les ocurre ponerse un adorno: nariz, lengua, pezones... Simple y llanamente porque es algo doloroso, y que por mucha anestesia que se use hoy en día lo sigue siendo (eso cuando no se infecta). Los tatuajes tampoco es que sean algo suavecito que digamos.

¿Cómo alguien que se supone que no está mal de la cabeza puede querer hacerse daño y perforarse o que le perforen la piel? Pues hay dos motivos fundamentales: uno es que no piensan a largo plazo (algo que por desgracia le sucede a casi todo el mundo), y sólo ven que a corto plazo van a poder fardar mucho y que van a quedar como los más guays. Lo que no ven es que cuando no sean ya jóvenes y tengan la piel flácida, esos "adornos" que se han puesto lo único que serán es ridículos, y lo que es peor, no se los podrán quitar o será muy complicado, resultando una vez más en un proceso doloroso.

El segundo motivo es porque creen (bueno, más bien les han hecho creer) que realmente les favorecen. Éste es un punto considerablemente más complicado y subjetivo que el anterior, pero yo pienso que prácticamente nunca mejoran al portador o portadora. Lo detallaré para el caso de las mujeres, que es el caso en el que me fijo más.

Los piercings son muy fáciles. En cualquier sitio de la cara que no sean los lóbulos de las orejas (eso serían pendientes normales) afean a la chica siempre. Donde quizás las afee menos es en la nariz, pero en los labios o en la lengua es sencillamente horroroso y asqueroso. Además de engorroso para ciertas cosas, y no digamos ya en otros sitios más sexuales, donde tampoco les veo la gracia. El único caso que se salva es en el ombligo y cuando es más una piedrecita que un aro. Eso sí, el vientre tiene que ser plano y atractivo ya de partida: en una gorda queda espantoso (de hecho, es que si el piercing se enseña se va enseñando el vientre también, con lo cual se sabe de sobra que es atractivo de por sí).

En cuanto a los tatuajes, influye también el lugar: mejor que esté en un sitio no demasiado visible (omóplatos, resto de la espalda, nuca, hombros, tobillos, nalgas, ...). Y además tiene que ser pequeño: se me ocurren pocas cosas tan grimosas como una chica con todo un brazo tatuado. De todas formas, la lógica sigue siendo parecida: si se enseña un tatuaje y resulta atractivo, más que nada es porque esa parte del cuerpo de la chica es atractivo de por sí, con tatuaje o sin él. Si esto no queda claro, piénsese en la imagen vomitiva de un tatuaje en la baja espalda de una gorda (puede ser la gorda del párrafo anterior si queréis)...

En resumidas cuentas, que los tatuajes y los piercings no aportan casi nada de belleza, si es que aportan algo. Son dolorosos de poner, y también de quitar en muchos casos (en realidad, viendo cómo son los "centros de tatuaje", se le quitan a uno las pocas ganas que pudiera tener). Sólo tienen sentido cuando uno es joven (una época poco duradera), porque después son sencillamente ridículos y asquerosos. Y además dan cierta imagen de primitivismo y/o de mala vida. ¿A alguien le queda alguna duda de que esta "civilización" va hacia atrás en lugar de hacia adelante?