Una de las transformaciones sociales más rápidas en los últimos años ha sido la generalización de tatuajes y piercings. De ser algo marginal han pasado a considerarse como símbolos de "modernidad" y "rebeldía". Cada vez son menos frecuentes las personas de menos de 30 años (y ya pronto tendré que decir de menos de 40) que no tengan alguno de estos añadidos en el cuerpo. ¿Cuáles pueden ser las causas de este auge?
En primer lugar, toda moda exitosa tiene un componente de pura imitación, de borreguismo. Algo se empieza a hacer popular, y el conocido efecto manada hace que se propague cada vez más y más rápido. Son pocos los individuos con la personalidad suficiente como para resistir y decir "por aquí no paso" o "menuda estupidez". Y realmente ésta sería la postura más adecuada, ya que no parecen aportar nada positivo. A ver si consigo explicarme.
Empecemos con los tatuajes. Hasta hace poco tiempo, servían de distintivo exclusivo de hombres de conocido malvivir, y siempre relacionados de algún modo con el mundo de la noche, el alcohol y las drogas, cuando no del crimen. En concreto, me vienen a la mente los siguientes: marineros, presidiarios, gánsteres, motoristas y roqueros. Es decir, algo eminentemente masculino, por su mensaje inherente de "mírame, soy un tipo duro perteneciente a este grupo, así que mejor que no te metas conmigo si no eres de mi panda".
Curiosamente, de ahí hemos pasado a una proliferación no sólo entre otros hombres, sino también entre las mujeres (y es más, yo diría que últimamente se tatúan más ellas que ellos). Aun con todo, todavía no me he encontrado a nadie que esté tatuado y que no tenga una vena canalla o crápula. Puede estar más o menos encubierta, pero siempre está presente. Por lo tanto, el mensaje de "soy muy duro, aléjate" se ha suavizado, pero de todas formas los tatuajes siguen transmitiendo algo así como "me va la mala vida, ¿qué pasa?".
Los piercings son más bien al contrario, procedentes del mundo de las mujeres, como generalización de los pendientes y otro tipo de aros, pulseras, anillos, brazaletes, dijes y demás abalorios. Los pendientes que se les ponen a las niñas tienen una finalidad evidente, que es la de distinguir a las niñas pequeñas de los niños. El resto de colgantitos y joyas no creo que sirvan más que de adorno y para llamar la atención. Obviamente en la naturaleza son cualquier cosa menos prácticos, y o bien suenan al andar, o bien brillan con la luz, pero el caso es que sean llamativos.
Ahora bien, hay algunas partes del cuerpo en que sólo a tribus muy primitivas o a gente muy bruta se les ocurre ponerse un adorno: nariz, lengua, pezones... Simple y llanamente porque es algo doloroso, y que por mucha anestesia que se use hoy en día lo sigue siendo (eso cuando no se infecta). Los tatuajes tampoco es que sean algo suavecito que digamos.
¿Cómo alguien que se supone que no está mal de la cabeza puede querer hacerse daño y perforarse o que le perforen la piel? Pues hay dos motivos fundamentales: uno es que no piensan a largo plazo (algo que por desgracia le sucede a casi todo el mundo), y sólo ven que a corto plazo van a poder fardar mucho y que van a quedar como los más guays. Lo que no ven es que cuando no sean ya jóvenes y tengan la piel flácida, esos "adornos" que se han puesto lo único que serán es ridículos, y lo que es peor, no se los podrán quitar o será muy complicado, resultando una vez más en un proceso doloroso.
El segundo motivo es porque creen (bueno, más bien les han hecho creer) que realmente les favorecen. Éste es un punto considerablemente más complicado y subjetivo que el anterior, pero yo pienso que prácticamente nunca mejoran al portador o portadora. Lo detallaré para el caso de las mujeres, que es el caso en el que me fijo más.
Los piercings son muy fáciles. En cualquier sitio de la cara que no sean los lóbulos de las orejas (eso serían pendientes normales) afean a la chica siempre. Donde quizás las afee menos es en la nariz, pero en los labios o en la lengua es sencillamente horroroso y asqueroso. Además de engorroso para ciertas cosas, y no digamos ya en otros sitios más sexuales, donde tampoco les veo la gracia. El único caso que se salva es en el ombligo y cuando es más una piedrecita que un aro. Eso sí, el vientre tiene que ser plano y atractivo ya de partida: en una gorda queda espantoso (de hecho, es que si el piercing se enseña se va enseñando el vientre también, con lo cual se sabe de sobra que es atractivo de por sí).
En cuanto a los tatuajes, influye también el lugar: mejor que esté en un sitio no demasiado visible (omóplatos, resto de la espalda, nuca, hombros, tobillos, nalgas, ...). Y además tiene que ser pequeño: se me ocurren pocas cosas tan grimosas como una chica con todo un brazo tatuado. De todas formas, la lógica sigue siendo parecida: si se enseña un tatuaje y resulta atractivo, más que nada es porque esa parte del cuerpo de la chica es atractivo de por sí, con tatuaje o sin él. Si esto no queda claro, piénsese en la imagen vomitiva de un tatuaje en la baja espalda de una gorda (puede ser la gorda del párrafo anterior si queréis)...
En resumidas cuentas, que los tatuajes y los piercings no aportan casi nada de belleza, si es que aportan algo. Son dolorosos de poner, y también de quitar en muchos casos (en realidad, viendo cómo son los "centros de tatuaje", se le quitan a uno las pocas ganas que pudiera tener). Sólo tienen sentido cuando uno es joven (una época poco duradera), porque después son sencillamente ridículos y asquerosos. Y además dan cierta imagen de primitivismo y/o de mala vida. ¿A alguien le queda alguna duda de que esta "civilización" va hacia atrás en lugar de hacia adelante?
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sábado, 10 de diciembre de 2011
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