(¡Qué brillante expediente,
qué hacha en C++!).
- ¡Eh, espera, detente!
¿Adónde crees que vas?
- A ganarme la vida
en el mundo real,
a buscarme una salida
de corte empresarial.
- Si eso es lo que quieres
no te puedo parar,
¿pero tú no prefieres
ponerte a investigar?
- Pues no estoy muy seguro
de querer ser doctor,
no veo claro el futuro
y en España aún peor.
- Eso a todos nos pasa,
más de lo que te crees.
¿Qué te dicen en casa,
te causan mucho estrés?
- Que haga lo que me guste,
no me meten presión,
que piense y no me asuste
esta gran decisión.
- Estar sin referencia
es difícil, la verdad,
pero unirte a la ciencia
te da tranquilidad.
Es como la carrera
sólo que a mayor nivel:
leer, darle a la sesera,
hacer cuentas en papel.
(¿Qué me cuenta este tío
hablando con tal fervor?
Yo aquí sigo hecho un lío,
no sé qué es lo mejor:
seguir la trayectoria
del mundo laboral,
o meterme en esta historia
tan intelectual.)
- No pienses que te insisto,
pero desde que te vi
dije "ese chaval tan listo
tiene que acabar aquí".
Alguien tan inteligente
sería un gran profesor,
además de un excelente,
sagaz investigador.
(¡Lo dice tan convencido
que va a tener razón!
Queda pues decidido
probar con esta opción.)
- Vale, pues solicito
un poco de información,
¿a quién leches me remito
en busca de financiación?
- En eso no hay misterio
y menos siendo tú,
pedimos al ministerio
una beca FPU.
Te unes a nuestro grupo
antes de la solicitud,
seguro quedará cupo
para alguien con tal virtud.
- Será mucho papeleo,
pero ya sabes cómo es.
¿Ahora qué libros me leo?
Dime cómo tú lo ves.
- De eso yo ya me encargo,
de encontrarte material,
créeme, es bastante largo,
pero tiene potencial.
Así el profesor le vendió el gran camelo
disfrazándolo de dulce caramelo,
aprovechando su aprensión y canguelo
relamiéndose en ofrecerle consuelo.
Así cayó en la red otro buen estudiante,
por no ser algo más echado p'alante
el pobre consagró su mente brillante
a algo que al final acabó con su aguante.
(Esto marcha, tengo beca,
no he hecho más que empezar,
y menuda biblioteca
nos acaban de estrenar!
¡Qué trabajo más bohemio,
qué gran oportunidad!
¡Cómo mola ser del gremio
de esta universidad!)
- Chavalín, ¿cómo va eso?
Algo se te debe ocurrir
porque ahora hay un congreso
al que tenemos que acudir.
¡Dale duro a la mollera
y verás qué felicidad
cuando veas que te espera
toda la comunidad!
(Él espera que trabaje
y eso es lo que voy a hacer.
Todo sea por el viaje,
comenzar a conocer.
Esperemos que funcione
esta pequeña extensión,
siempre que no me traicione
eso que llaman intuición.)
- ¡Bien! Si tenemos fortuna
con la organización,
de aquí que te sale una
primera publicación.
De hecho tú imagina
ampliarlo un poco más,
con eso ya la tesina
la tienes en un pispás.
Así el profesor le siguió motivando,
con sus años de experiencia al mando
sabía qué tenía que hacer y cuándo
y sin problema el máster se fue sacando.
En esto llegó la hora de irse de estancia,
el tirarse unos cuantos meses en Francia,
el continuar a base de constancia
para publicar en cualquier circunstancia.
- Tranquilo, tú no hagas caso
a este idiota revisor.
Esto no es ningún fracaso,
podría ser mucho peor.
Hay gente que va de lista
siempre te pone a parir,
con mandarlo a otra revista
suficiente y a vivir.
(Esto no lo imaginaba,
vamos de mal en peor.
El doctorado no se acaba,
¿qué hago? ¡Menudo horror!
Se me termina la beca
ésta no es mi vocación,
no consigo de la ANECA
ninguna acreditación).
- Calma, no te desesperes,
ya he visto esta situación.
Tú te la sacas si quieres,
la dichosa demostración.
Ahora se te hace eterno,
pero próximo está el fin,
para salir del infierno
da otra vuelta de magín.
(Supongamos que me sale,
que termino con honor,
pero eso sólo no vale
si quiero ser profesor.
Para darme algo de fama
debo irme de postdoc,
¡y ante este panorama
entro en estado de shock!)
Así el profesor le cavó sepultura,
al chico terminó de meter en cintura,
logró que el Día D estuviera a la altura,
leyó la tesis con aplomo y soltura.
Obtuvo el deseado summa cum laude,
regocijándose: "la gente me aplaude",
jurando para sí: "que no les defraude",
culminando así otro caso de fraude.
El éxito hizo que renovara el brío,
que se exiliara al norte, allá con el frío,
que en aquel alma donde hubo poderío
ahora quede ya sólo encono y hastío.
Viviendo solitario y falto de rumbo,
vagando por el mundo de tumbo en tumbo,
de beca en beca, de proyecto en proyecto,
para esto dio de sí aquel gran intelecto.