Todavía no me he quedado a gusto criticando a este país, y eso que no voy a tocar temas que saltan a la vista, como son: la simpleza de un porcentaje considerable de la población, la cantidad de iglesias, sectas y religiones extrañas que profesan, el uso de armas y la vigencia de la pena de muerte en bastantes estados, la negación de la evolución, etcétera. En lugar de eso, voy a tratar cosas más mundanas que me encontré por allí, pero también absurdas. Concretamente, hoy trataremos sobre el tráfico rodado, que da para mucho.

- Estado deplorable de las carreteras: es bien sabido que tener un automóvil es imprescindible en este país, en el que no hay casi nada pensado para que puedas caminar. El transporte público es directamente para los inmigrantes, desharrapados y demás morralla, y por eso falla más que una escopeta de feria, es poco frecuente y en él abundan la mugre y la cochambre. Uno pensaría entonces que las carreteras están muy cuidadas. Bueno, pues no, están hechas un desastre. Las interestatales tienen un montón de baches, y aproximadamente cada 100 metros hay restos de neumáticos en los arcenes, cuando no en la calzada (sí sí, cachos de rueda directamente, algo nunca visto). El asfalto es además el típico de cemento rayado (como el infame tramo de la A-4 que baja a Aranjuez), con lo cual todos los vehículos hacen mucho ruido. Se da también la grotesca circunstancia de que el Estado no se hace cargo de estas autopistas, sino que están divididas por tramos, y cada uno lo gestiona y patrocina una empresa. Visto lo visto pasan todas olímpicamente del tema.
- Coches: el parque automovilístico yanqui se caracteriza por tener unos coches ridículamente grandes y aparatosos, con aberraciones que se ven raramente en otros lugares del mundo (si bien nos estamos contagiando de su idiocia): barcazas anchísimas, pick-ups aún más anchos, monster trucks mastodónticos, todoterrenos bestiales tipo Hummer, y limusinas kilométricas. Unidle a eso el hecho de que tienen intermitentes rojos. Exacto, del mismo rojo que las luces de freno. ¿A qué lumbreras, y nunca mejor dicho, se le ocurrió tal cosa? Aunque poco a poco van ganando en cordura y se compran cada vez más coches europeos y japoneses de un tamaño normal y con intermitentes naranjas (quizás más que nada por la quiebra de la General Motors), sigue habiendo muchos coches de un tamaño descomunal. Así pasa luego que en las ciudades en vez de calles lo que hay son autopistas de varios carriles. Vale que es un país inmenso y que muchas veces hay sitio más que suficiente, pero esas bestias no hacen más que chupar gasolina y contaminar.

- Cambio automático: no sólo eso, sino que el consumo es todavía mayor por el hecho de que todo va con cambio automático. Encontrar un pedal de embrague en Estados Unidos es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Me imagino que lo hacen así porque el nivel intelectual de un yanqui medio no le da para conducir un coche con cambio manual. No contentos con simplificar el increíble desafío intelectual de tener que cambiar marchas, ignoran casi todos qué significan unas marchas misteriosas con las que te topas en la palanquita (en concreto, una que se llama L, y otra que pueden llamarse 1, 2 ó 3). Las criaturas no pasan de que R es marcha atrás, D para avanzar, N punto muerto y P para aparcar, y cuando uno quiere comprobar en el manual del coche para qué rayos sirven las otras marchas, éste las omite. El que haya una marcha P implica también que el cambio tiene un freno de mano integrado que bloquea las ruedas del coche. Genial, pero resulta que hay coches que tienen otro freno de mano sorpresa, y en donde no pone nada parecido a "brake".
- Aparcacoches: gracias a uno de éstos aprendí de la existencia del freno de mano sorpresa, porque el cabrón lo dejó puesto sin avisar. Mientras que por estos lares el dejarle las llaves a un aparcacoches indica que estás en un sitio glamouroso, y probablemente que tienes un buen coche, allí lo puedes hacer siendo cualquier pringadete. Sigue conservando algo de distinción porque no los hay en cualquier sitio -por ejemplo, no los hay en los moteles, pero sí en los hoteles-, pero no tiene ni mucho menos por qué ser un sitio lujoso; puede ser por ejemplo el aparcamiento de un centro comercial. Si eres tan retrasado mental que incluso con cambio automático y plazas como dársenas de autobuses te ves incapaz de aparcar tu coche, el aparcacoches (allí lo llaman "valet") es tu opción. Si hace ya 5 minutos que no le has dado propina a alguien y tienes mono, el aparcacoches es tu opción. Y si no eres retrasado mental, pero eres un iluso y piensas que llegas al hotel o a la agencia de alquiler y aparcas tú el coche, que para eso lo has pagado, el valet te encañona con una pistola y también es tu opción.
- Calles perpendiculares: el tener calles así en principio está bien, porque el tráfico se organiza mucho más fácilmente, y puedes numerar las calles, sin necesidad de ponerles nombre. Los problemas vienen cuando estás en un sitio en el que hay cuestas, y por cabezonería te empeñas en montar aquí también una red perpendicular de calles. Eso es lo que es San Francisco, y claro, muchas veces la pendiente es excesiva. Pero para chulos e inflexibles los estadounidenses.
- Cruces: como las calles son perpendiculares, (casi) todos los cruces son en forma de cruz. Parece que las rotondas no han llegado al país. Aparte de la curiosidad de que los semáforos están del otro lado del cruce -la primera vez es casi imposible no cagarla, pero es cuestión de acostumbrarse-, hay dos situaciones bastante desconcertantes. La primera es cuando no hay semáforos y en los cuatro sentidos hay un hermoso stop, cosa bastante frecuente en los pueblos. Hermosa situación en que todos se quedan esperando a todos, hasta que algún valiente decide a aventurarse. La segunda es cuando uno quiere girar a la derecha, pero el semáforo está en rojo. El caso es que puedes hacerlo en casi todo Estados Unidos (no siempre, en Nueva York está prohibido), pero no deja de tener su riesgo: como estás en el carril derecho, te tienes que parar bastante antes del cruce, y lo que tienes a la izquierda son diversos tipos de barcazas y tanques, lo más probable es que no veas lo que te viene por la izquierda. Dado que además no es tu país, decides que te quedas esperando el semáforo, sin poner el intermitente, y luego haces como que en el último momento cambias de opinión, pones el intermitente y giras. Así no te pitan, y todos contentos.
Hombre, a mí que impere el cambio automático no me parece ninguna ignominia, porque de hecho aprender a conducir un coche manual es muchísimo más difícil y a raíz de eso las autoescuelas y la DGT se han montado un negocio redondo. Aparte de la ineficiencia que supone perder tiempo en aprenderlo. También es cierto que los coches manuales gastan menos gasolina si se saben usar bien, pero lo mismo se puede decir de las escaleras automáticas (en vez de las "manuales"), y eso a nadie le supone un problema.
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